Un viaje intenso, lleno de emociones, cansados, agotados pero felices. Y unos momentos inolvidables de este pequeño paseando a la orilla del Guadalquivir. Viendo pasar el desbordado río, descubriendo el nadar de los patos, el volar de las grullas y mirando intrigado las formas de la mezquita. Todo un mundo para descubrir para el pequeño explorador, y otra forma de ver nuestro mundo a los ojos de sus padres. Gracias por hacernos ver la vida desde una nueva perspectiva de ilusiones renovadas.
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